«Me voy a vivir a París»

«Me voy a vivir a París» fue el anuncio que hizo Carrie Bradshaw a sus amigas para compartir el inicio de una nueva etapa y un camino, que ella consideraba la llevaría a la felicidad. También fue una forma de contar con su aceptación o, por lo menos, con su comprensión en un momento trascendental. Las reacciones de las amigas fueron tan diversas como la excentricidad de Samantha, la complicidad de Charlotte y la negativa de Miranda. Ver de nuevo ese capítulo me hizo revivir una situación similar.

Era una tarde de agosto, la espectativa era la característica del encuentro. Después de un anuncio muy importante de una de mis amigas, se me ocurrió ser la siguiente en compartir una buena nueva. Cuando mis amigas escucharon que me iría a vivir a Perú y de mis planes amorosos futuros, pusieron las mismas caras que las co-protagonistas de Sex and the city, con la diferencia de que yo no vi venir ese momento.

No ahondé en el asunto, al fin y al cabo, yo me sentía tranquila y feliz. Obviamente, quería que mis amigas sintieran empatía por mí y quizás me desilusioné cuando no todas lo hicieron. En esa misma situación, Samantha le dijo a Carrie que sólo la pareja sabe lo que pasa puertas adentro en su relación y entendí, que por más que quisiera, nunca lo comprenderían del todo.

Más que nada, ese comentario también me hizo reflexionar en las muchas veces que yo juzgué sus relaciones amorosas o sus comportamientos, sin conocerlos a ciencia cierta. Por dar un consejo, emití muchos juicios de valor de una experiencia, quizás lejana a la suya; tal vez tenía razón, pero no me correspondían a mí solo achacar los aspectos malos, sino escuchar y dar una palabra de aliento. Caí en cuenta que yo pude haberlas lastimado con mis miramientos subjetivos.

Han pasado varios meses desde esa conversación y la verdad no espero que me secunden o exalten mis hazañas;  a lo mucho quiero que las oigan con atención y, sobre todo, que sepan que las quiero, las entiendo y que, de una  u otra forma, estaré junto a ellas por si hay que rectificar o celebrar.

Ahora ellas saben que no me voy a la ciudad del arte, la moda y la buena comida como París; es más no importa el lugar, solo voy hacia mi felicidad.  Al igual que las amigas de Carrie, las mías deben pensar que vivo en una fantasía, pero yo también encontré a un hombre que podía hacerla realidad y no pensaba cuestionarme (ni cuestionar a nadie, jamás).

No quería ser princesa, quería ser BATMAN

Bueno, en realidad quería ser Spiderman o algún personaje que llevara una vida de emoción, fuera de lo convencional e hiciera algo importante por los demás. Pero recuerdo que no todas pensaban igual.

-A eso no jugamos las niñas, me dijo una compañera del jardín.

-Entonces ¿a qué juegan? (digo, jugamos)

-A ser princesas

¿Princesas? ¿Y eso qué es? En los cuentos (que me contaba mi abuelo) los personajes no eran netamente princesas, aunque admito que pasaban una serie de peripecias para alcanzar la felicidad, como a veces suele pasar en la realidad, claro, sin príncipes azules, ni reinos por gobernar.

Pero, qué es en sí una princesa. Desde el punto de vista semántico es una mujer que por sí goza o posee un Estado, que tiene el título de principado. En la actualidad hay 28 monarquías de un total de más de 190 países, habitados por 7.000 millones de habitantes, lo que significa que tan solo el 14% se merecería ser llamado rey, reina, príncipe, princesa y demás.

No obstante, si tomamos una de las acepciones del DRAE, podemos encontrar que principado es la primacía, ventaja o superioridad con que algo excede en alguna calidad a otra cosa con la cual se compara. En este concepto podrían caber las actitudes de muchas personas, que sin ser parte de la monarquía, viven en una realidad distante y dividida, incluso, más relacionada con cuentos de hadas.

Estoy de acuerdo con que nuestra cabeza se llene de fantasías e ideales de un mundo mejor; pero no comparto que la gente viva, aunque sea mecánica o inconscientemente, bajo parámetros de un régimen político que marca drásticamente jerarquías sociales y económicas, y que se plasman en historias infantiles para sugerir un estilo de vida (irreal o irrelavente, da igual si no aporta).

No quería ni quiero ser princesa, tampoco Batman, ni Spiderman, me basta con tener algo de coherencia, que me permita entender que un vestido lindo y una cara bonita no pueden transformar las fantasías en realidades.

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¡Desenamórate!… esto es amor

Si un día te duermes con la persona más tierna, comprensiva y amorosa que has conocido y al otro te despiertas a lado de quien roncó toda la noche, te quitó espacio en la cama y te puso de mal humor…  ¡Desenamórate! porque, pese a ello, te alegrarás de verla todas las mañanas, de decirle «buenos días» y darle un beso de desayuno.

Si un día ves que el cielo ya no tiene color rosa, si caminas por las calles y todas ya te parecen iguales y si te dan ganas de hacer locuras… ¡Desenamórate! porque, si estás con esa persona, verás el cielo multicolor, unas veces más claro, otras más oscuro; recorrerás las mismas calles con un toque de compañía y las locuras ahora tendrán una razón.

Si un día las mariposas en tu estómago no aletean, si el estremecimiento en el corazón ya no es frecuente y si científicamente ya no pueden culpar a las endorfinas…  ¡Desenamórate! que esa química que se siente en el alma sólo trae más felicidad.

Si un día te ríes por la fantasía y la realidad, si vuelas alto pero cerca de lo que quieres y si sueñas en partida doble… ¡Desengáñate! que esa persona te trasladará al mundo real y, a la vez, recorrerán el camino hacia sus sueños.

Si un día sientes que esa persona ama tus virtudes, acepta tus defectos, conoce tus sentimientos y pensamientos y si puedes compartirle tus secretos… ¡Desenamórate! porque esa persona habrá llegado a lo más profundo de tu ser y  se impulsarán a seguir creciendo.

Si un día descubres que tu relación tiene aspectos buenos y malos, que la persona de la cual estás enamorada no es perfecta, que el sentimiento implicará una ardua lucha y  te sientes feliz de saberlo…

¡Desenamórate!… esto es amor.

y si es amor, comeremos en la misma mesa  
y si es amor, lo que nunca compartimos,  
las vidas que no vivimos juntos, las miradas que esquivamos,  
las mentiras que dañaron, 
nada nos importará si es amor…

500 (menos 420) días con Summer (él) 2da parte

(303= 50 días)

Nada estaba bien, no podía olvidarlo y ahora sus actitudes me sugerían que lo empezara en ver sólo como amigo.

(45= 20 días)

Uoo ooh ooh oooh oh  my gosh, nos pasábamos hablando tonterías y riéndonos de ellas.

(87= 25 días)

No había conversación más interesante de aquellas al terminar el día.

(95= 28 días)

Cualquier lugar se convertía en el sitio para soñar despierta.

(109= 30 días)

Voz en off: Para Didis esa fue la noche en que todo cambió. La pared tras la que él se escondía; la pared de la distancia, el espacio, lo casual; esa pared se caía lentamente. Ahí estaba Didis, en su mundo. Un lugar que pocos estaban invitados a ver. Y ahí estaba él queriéndole a ella y a nadie más.

Las palabras se complementaban con ese cariño desbordante.

Voz en off: Mientras escuchaba, Didis se dio cuenta que momentos así, él no los había vivido antes. Ella pudo sentir la pared cayéndose. Se preguntaba si alguien más había llegado tan lejos. Es por eso que las siguientes seis palabras lo cambiaron todo: «Nunca había vivido esto con cualquiera» Entonces creí que yo no era cualquier persona.

Y ahora ¿qué éramos exactamente? ¿Éramos novios? No era tan simple, ¿acaso estábamos en el colegio? Éramos adultos, sabíamos lo que sentíamos  y no precisábamos de títulos: “novio” “novia”, todo eso era muy infantil. Aunque mis amigas me sugerían que definiera la relación, no eran el mejor modelo a seguir en relaciones modernas.

(118= 32 días)

Entonces, ¿qué debía hacer? Mi mejor amiga respondió: “pregúntale”. “Mmmm… por qué apresurar las cosas, vamos bien hasta el momento; las etiquetas arruinan todo, es como decir… te amo”. Ella me insistió: “sólo pregúntale; es obvio que tienes miedo de la respuesta y que pueda romper la ilusión creada en estas semanas. Si fuera yo, lo descubriría ahora antes que encuentre un lugar mejor y termine en la cama con Lane, la gringa”. “¿Quién es Lane, la gringa?” “Sólo una mujer que conoció en la playa… me tengo que ir” “Espera, no hemos terminado” “No seas cobarde”

Unas horas más tarde estaba frente a él y me lancé a preguntarle: “¿Qué estamos haciendo?” a lo que el graciosamente respondió: “yendo a un bar”. “No, quiero decir ¿qué pasa entre nosotros?” “No lo sé. ¿a quién le importa? Estoy contento, ¿tú no?» “Sí” “Bien” (en el fondo se escucha Quelqu’un m’a dit de Carla Bruni).

(259= 41 días)

Era una noche más y mi mejor amigo se quedó a dormir en el departamento. Ante esta situación, él no podía ocultar sus celos y buscó excusas para estar cerca a nosotros. Esa velada fue maravillosa, nos reímos hasta más no poder, pero ya era hora de descansar: “buenas noches” y él en vez de irse, se quedó en la habitación. Al ver mi cara de enojo , él me preguntó: “¿cuál es el problema?” “yo, sólo… no puedo creer lo que estás haciendo” “pero esto es por ti” “¿es por mi bien?” “sí” “la próxima vez no lo hagas, porque no necesito que me cuides” Y me viré a mi lado de la cama. No podía dormir. Un par de horas después volteé hacia él y le susurré “lo siento por haberme enojado contigo” porque sabía que lo que en verdad me molestaba era esa sensación de inestabilidad y yo solo quería consistencia; tal vez en sus sueños me decía que no podía darme eso. Nadie podía. De todas formas mis anteriores relaciones no habían funcionado, por lo que siempre sucede… la vida.

(191= 38 días)

Era fantástico cómo cada detalle nos alegraba el corazón.

(314= 52 días)

No podía creer que las mismas cosas que antes me provocaban alegría, ahora me deprimían.

(321= 55 días)

Todo el mundo notaba la tristeza que me rodeaba, incluso él, que pensaba que de un día para el otro todo cambió para mal.

(167= 36 días)

No podía ocultar mi felicidad, los ojos me brillaban y en mi rostro siempre había una sonrisa.

(322= 56 días)

Lo odiaba. Odiaba sus dientes torcidos, su corte de cabello; odiaba sus rodillas; odiaba su pequeña mancha cerca del labio: odiaba como forzaba su vista; me fastidiaba el sonido de su risa escandalosa. Odiabaaaaaa escuchar canciones de amor.

(345= 58 días)

Me arriesgué a salir con otro chico, pensé que funcionaría hasta que terminé contándole mi historia y cantando a viva voz canciones que me recordaban a él.

(402= 61 días)

Quería que todo volviera a la normalidad. Él en su mundo y yo en el mío. Y de repente, aparece de la nada, tal como lo vi la primera vez, y me invita a compartir algo con él.  Para variar, estábamos los dos riéndonos. La luz de la noche estrellada era la única que nos iluminaba y aunque no había música, en mi mente sonaba alguna canción de Tiziano Ferro, porque me cansé de las canciones en inglés, y empezamos a bailar al son de nuestros cuerpos. La luz, casi apagada, de la ilusión otra vez se encendió.

Mientras tanto en el algún lugar del mundo, una de mis mejores amiga afirmaba: “supongo que tuve suerte. Nos conocimos por un amigo, solo conectamos, tú entiendes”; en cambio mi otra amiga decía: “¿amor?, qué sé yo. Mientras sea guapo, soy flexible en la belleza, así que…”  Y si me preguntaban a mí, pues sólo escucharían un profundo silencio.

(408= 62 días)

Era la primera noche que compartiríamos juntos después del reencuentro.

Voz en off: Didis caminó hacia la fiesta, entusiasmada por la promesa de la noche. Ella creía que esta vez, sus expectativas se alinearían con la realidad.

Expectativas                                                                

Llegaríamos tomados de la mano.

Él me sonreiría al hablar.

Bailaríamos toda la noche juntos.

Saldríamos a contemplar la noche.

Me abrazaría para agradecerme por la salida.

Me daría un beso inolvidable.

Regresaríamos abrazados.

Realidad

Llegamos cada uno por su lado.

Casi ni me dirigió la palabra.

Bailó con otra chica y la intentó besar.

Salimos a discutir.

Lo sostuve para evitar que se cayera por la borrachera.

Lo empujé  por intentar besarme.

Regresamos más enojados que nunca.


Todo lo que dibujé se borró en un segundo.

(440= 65 días)

Esa relación no tuvo sentido.

(441= 66 días)

Insisto, esa relación no tiene sentido.

(441 1/2= 66 1/2 días)

¡Ashh! enamorados… mejor busquen un motel.

(442= 67 días)

Estoy segura, esa relación no tendrá nunca sentido. Pero ahora era cuando debía encontrarle uno a mi vida, no a partir de lo que dicen las canciones o nos muestran las películas, sino de lo que mi corazón quería.

(450= 70 días)

Hay muchos peces en el mar, estaba de acuerdo, pero mi corazón aún lo quería. Mi  amiga me dijo: “sé que piensas que él era el adecuado, pero yo no. Pienso que sólo recuerdas las cosas buenas; la próxima vez que mires hacia atrás, yo creo que deberías revisarlo bien” Como cuando crees que se te aproxima la muerte, vi escenas de esa relación cruzar frente a mí: los momentos en los que nunca empezó y los que me recalcaron que así era; también momentos desapercibidos, pero que eran la muestra de que, aunque él nunca lo dijera, creía en el amor.

(456-476= 72-78 días)

Esa semana se pasó muy rápido. Aproveché para salir con amigos que había descuidado, para conocer unos nuevos y para desempolvar mis sueños. Mientras, él buscó una nueva persona para fingir felicidad por el rato.

(488= 79 días)

Y ahí estábamos parados el uno frente al otro, sin decir nada, solo procurando hablar con nuestras miradas cuando ya ni un gesto tenía razón de ser. Era la última vez que estábamos así, pero no podía contener mis reproches acerca de su verdadera relación, su engaño y un sinnúmero de cosas que no me dejaron ser feliz.  Así como mi sentimiento no tenía explicación, los suyos tampoco; como una vez le dije, simplemente sabes cuando lo sientes y él ahora sabía… lo que nunca supo conmigo.

Le dije que  lo peor era darse cuenta que todo lo que yo creía era una mentira: el destino, el alma gemela, amor verdadero y esos cuentos de hadas; que él tenía razón: todo eso era una fantasía. Él me dio un abrazo y agregó que el amor sí existía, que yo estaba en lo correcto, sólo que no acerté al sentir eso hacia él.

Ese día se marchó y, aunque lo mas probable era que algún momento nos volveríamos a ver, nuestras vidas nunca serían igual que a la de estos días. Al cruzar la puerta sólo pensé “realmente quiero que seas feliz”.

(500= 80 días)

Voz en off: La mayoría de los días del año son comunes, comienzan y terminan sin permanecer en la memoria del tiempo. La mayoría de los días no afectan el transcurso de la vida. 13 de agosto fue un viernes.

Salí a empezar mi nueva vida y en el trayecto me encontré con un chico. Aseguró haberme visto antes, pero  le dije que yo a él no y  me respondió que tal vez no estaba mirando.

Voz en off: Si Didis aprendió algo, es que no puede asignar un significado cósmico a un simple evento.  Lo que es, debía simplemente suceder. Al fin comprendió que no existe tal cosa llamada DESTINO. Nada está destinado a ser. Ella lo sabía, estaba segura ahora. Didi estaba…

Yo estaba muy segura de cada uno traza su propio camino. Volví mi mirada al chico y le dije que me gustaría seguir viéndolo: “Yo soy Didis” “Un gusto, dime Autumn”

Por qué no empezar una historia de “500 days with Autumn”, si al fin y al cabo algún día alguien vivirá 500 (más o menos tantos) días conmigo, o mejor dicho, sin mí.

500 (menos 420) días con Summer (él) 1ra parte

Esta historia está basada en la película «500 days with Summer» y los días han sido acoplados a los 80 de la situación real.

(488= 79 días)

Y ahí estábamos parados el uno frente al otro, sin decir nada, solo procurando hablar con nuestras miradas cuando ya ni un gesto tenía razón de ser.

Fundido en negro

Voz en off: Ésta es la historia de un chico que conoce a una chica.

(1 día)

Voz en off: La chica creció creyendo que nunca sería verdaderamente feliz hasta encontrar al «indicado». Esta tonta creencia se origina por la letra fantasiosa y, a la vez, desahuciante de la música romántica en español y las escenas de amantes perfectos de las películas románticas estadounidenses.

El chico no compartía esta creencia. Desde la separación de sus padres, él simplemente sentía amor por dos cosas; la primera: su negro y rizado cabello; y la segunda: lo fácil que era cortarlo sin sentir nada.

La chica conoció al chico un 23 de mayo, casi de inmediato se dio cuenta que él era quien había estado buscando.

Voz en off: Ésta es la historia de un chico que conoce a una chica o de una chica que conoce a un chico, como sea,  pero deben de saber que ésta no es una historia de amor.

(290= 45 días)

Todo iba tan bien, hasta que me enteré de que tenía una relación con alguien más, no le dije que debíamos dejar de vernos (porque vivíamos bajo el mismo techo), pero se debía terminar lo «nuestro», ¿qué estábamos haciendo?, ¿era eso normal? ¿era feliz? si lo único que hacíamos era discutir. Habíamos estado como Sid y Nancy durante semanas; imagínate a Sid apuñalando a Nancy siete veces con el cuchillo de cocina y él hacía el papel de Sid.

Habíamos terminado, pero quería que vuelva.

(1 día)

Estaba sentada y él apareció; estaba conversando con unos amigos y de repente su mirada se percató que al otro lado estaba yo, se acercó con una sonrisa, se presentó y me quedé abstraída en sus ojos…

Voz en off: Sólo hay dos tipos de personas en el mundo, están las mujeres y los hombres. Él era un tipo promedio, altura media, peso medio, los pies por encima de la media, para toda intención o propósito era solo otro chico, pero encontrarlo ahora en un aeropuerto con 500 viajeros en una ciudad de 1 millón y medio de habitantes, sólo podía explicarse por una razón: Destino.

(2 días)

Lo empecé a conocer, me gustaba su buen humor, sus bromas, los infortunios que lo rodeaban; pero, sobre todo, la tranquilidad que me provocaba al estar junto a él

(3 días)

La primera vez solos, dónde descubrimos que teníamos gustos en común; como que nos gustara Los Smiths y al decirle que somos el uno para el otro, yo le cantara «morir a tu lado es una manera celestial de morir».

(4 días)

Bebida, música, juegos y un sentimiento que no podía ocultarse más. Mis ojos no podían evitar su mirada y en medio de la noche rodeados del agua llegó el primer beso.

(154= 33 días)

Era oficial. Estaba enamorada de él, me encantaba su sonrisa, su cabello rizado , sus rodillas, su lunar cerca del labio, la manera en que trataba de ver sin sus lentes, el sonido de su risa escandalosa, como era cuando estaba dormido. Escuchaba una canción de amor cada vez que pensaba en él, me encantaba como me hacía sentir, como si todo fuera posible, como si… no sé, como si la vida valiera la pena. Eso no era bueno, pero era lo que sentía.

(11= 6 días)

Pasaba todo el tiempo pensando en él, contándole a mi mejor amiga todas las virtudes que le veía y ella me decía que no porque él sea así y tengamos afinidad, era «el adecuado».

(22= 9 días)

Se acabó… ¿qué?… mi príncipe… ¿y alguna vez comenzó?… no, pero podría ser en un mundo donde las cosas buenas me pasan. Le di muchas señales para que se diera cuenta que me interesaba, pero si se besó con otra, demostró que él no lo estaba en mí. Bueno, al fin y al cabo, estaba bien sin compromisos. La gente no se da cuenta, pero la soledad está subestimada.

(27= 11 días)

Mañana sería noche de fiesta en el departamento, pero ya no quería otra más y mi mejor amiga me dijo: «estaremos todos», pero aún no quería ir y me volvió a recalcar que estarían TODOS y pensé que sería la ocasión para arreglar las cosas.

(28= 12 días)

Bebimos, nos reímos, conversamos hasta que llegó la pregunta del millón: «¿tienes novia?»,  «mmm, no, dejamos las cosas ahí y ¿tú tienes novio?», «no», «¿por qué no?», «porque no quiero uno (risas) ¿no puedes creer que una mujer sea libre e independiente?, no me siento cómoda siendo la novia de alguien, en realidad, no me siento cómoda siendo nada de nadie, me gusta tener mi propia vida, las relaciones son confusas, las personas terminan heridas ¿quién necesita de eso?».

Pensé que iba a poner una cara de sorpresa, pero asentó su cabeza y dijo que éramos jóvenes, libres, que estábamos en otro país y que era el momento para divertirnos, porque para él el amor no existía, era una fantasía. Aunque en ese momento no quería una relación, estaba en desacuerdo con él, porque creía en el amor; uno sabe cuando lo siente, pero  fui ingenua al creer que esto no terminaría en ese sentimiento, por lo menos, de mi parte.

(31= 16 días)

Un beso impulsivo nos llevó otra vez al camino del idilio y ahora todo parecería que iba a marchar bien, sin contar que los demás pensaban que él se convirtió en una obsesión para mí.

(282= 43 días)

“Rompiste la tapa de la olla; casi todas las cosas del departamento están rotas”. Lo miré sin intención de discutir y mejor evité tenerlo cara a cara.

(34= 18 días)

«¡Qué lindo es nuestro departamento!» “Vamos a cocinar juntos”. «Ups, rompí la tapa de la olla». “No importa, querida, igual está deliciosa la cena” Todo era divertido, él era divertido y aunque estaba presente que no queríamos nada en serio, todo estaba bien.


Historias de mujeres: Viviendo una fantasía

Llega la noche y después de pensar en ti todo el día, lo único que queda por hacer es sentirte cerca, por lo menos imaginarlo, porque estás a miles de kilómetros: en otra ciudad, otro país, con otras costumbres, otras tradiciones, pero las mismas ganas de vivir. Espero con ansias a que en mi pantalla aparezca un “hola, cómo estás” para empezar una de las mejores conversaciones de mi vida, que va desde problemas sentimentales hasta ideales de cambio social.

Pueden pasarse horas de horas en las que nos contamos de a poco la historia de nuestra vida y la historia que, sin intención, vamos creando juntos: tú con tu sapiencia, tu seriedad y tus ideales; yo con mi experticia, mis consejos y mis bromas. Muchas veces me pregunto si está bien vivir esta locura, porque es eso… una locura el abrir tu corazón a ese alguien que no está aquí pero está en algún lugar; pero, sobre todo, el querer a ese alguien que no sólo está, sino que también es… REAL.

Y así han transcurrido nuestros días durante casi diez meses y aún existen ocasiones en las que me quedo sin teclear ni una letra, tan sólo para sentir que estoy frente a esos ojos cafés que nunca he visto; entonces quisiera tomar tu mano y la otra pasarla por tu cabello negro rizado hasta que te quedaras dormido.

No hay nada más qué decir, por hoy. Apago el computador, cierro los ojos y me veo levantándome sigilosamente de tu lado para no arruinar la escena en la que te ves como un niño dormido; casi llego a la puerta en la que se terminará mi sueño, pero sin antes escuchar tu voz adormecida que me desea una linda noche de luna llena.

“Yo te siento en mis sueños. Y me lamento por no estar allá y hoy te miento para estar solos tú y yo”